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miércoles, 16 de mayo de 2012

LA EXPERIENCIA EN EL SENDERO ESPIRITUAL




EL SENDERO ESPIRITUAL DE LAS RELACIONES



"Es algo muy claro que llegar a tener una relación primaria exitosa es tan duro, o más, que tener éxito viviendo solo. Podemos decir que indudablemente, tener éxito viviendo solo, es un requerimiento para vivir exitosamente con otra persona." 





"Cuando tú comprendes, no puedes evitar el amor. Practica ver a través de los ojos de la compasión.





Toda relación es un sendero espiritual de crecimiento y transformación. Pero no es el único sendero, ni el más fácil. Nuestra sociedad nos presiona enormemente para que nos involucremos en una relación de pareja a cualquier costo, pero es importante resistir esa presión y tomar una decisión consciente, si es que en verdad queremos o no, escoger ese camino.

Cuando se forma una pareja surge una nueva entidad. Se cambia del contexto del "yo" al de "nosotros", y esto no sucede de la noche a la mañana, toma tiempo y paciencia. Lo que "yo quiero" tiene que combinarse con lo que "tú quieres" y muchas veces no es fácil. Ambas personas necesitan prepararse para la experiencia. Necesitan claridad, necesitan estar dispuestas a hacer del "nosotros" una prioridad.

El camino de la relación es posiblemente el más desafiante. Ningún otro sendero saca a luz tan certeramente nuestras dudas, temores e inseguridades.

Una relación se inicia muchas veces con el fuego de una pasión y la búsqueda del mito romántico de la felicidad. Eso es pasajero, la búsqueda de autenticidad en medio del compromiso, del entendimiento en medio de la pena es un reto bastante mayor. Muchas veces nos parecerá que nuestro compañero es un adversario más que un amigo. Para superar esto, y crecer juntos se requieren principios espirituales y el compromiso mutuo de cuidar la relación y trabajar en sí mismos.

Una relación no puede ser más saludable que la salud espiritual y emocional de los individuos. Muchas relaciones en estado inicial, son destruidas por los traumas emocionales aún no resueltos de las personas que se juntan. Los acontecimientos emocionales no resueltos (corazones destrozados, sentimientos congelados, resentimientos y vergüenza) obstruyen la habilidad de las personas para experimentar su propia Esencia en la relación y sacar a la luz quienes realmente son.

Nuestro primer compromiso en una relación tiene que ser nuestro propio alivio y la edificación de nuestras habilidades de relacionarnos. Necesitamos estar dispuestos a observarnos primero a nosotros mismos, para ver cómo estamos participando, cómo nos estamos relacionando y cómo podemos cambiar algunas de nuestras conductas que se interponen en la relación. También significa que deseamos aliviar en nosotros mismos aquellas áreas que han sido heridas o dañadas, y que nos están impidiendo experimentar nuestra propia Esencia.

Aun en las mejores relaciones, los temores y las dudas se presentan de vez en cuando a ambos participantes. Sin embargo, las parejas en el sendero espiritual, aprenden a manejar esas dudas y temores con compasión. Aprenden a ser pacientes y a aceptarse mutuamente. Esa es una de las lecciones que se aprenden al estar en una relación.

AFIRMACIÓN: ME COMPROMETO A SANAR MI RELACIÓN CONMIGO MISMO Y CON MIS SERES AMADOS. PRACTICO VER A TRAVÉS DE LOS OJOS DE LA COMPASIÓN. ¡Y ASÍ ES!








Las leyes de la vida espiritual: Quinta
5. Primero, cada aspirante debe entender donde está y comenzar desde allí; pero haciendo el mejor uso de la protección y ayuda que ha recibido en sus primeros años de vida, él deberá dejar estas atrás, pararse sobre sus propios pies y apoyarse más en la Divinidad que en hombres e instituciones. Esta es la ley del crecimiento espiritual. Significa que el aspirante sólo puede avanzar en el sendero espiritual si está preparado para abandonar los apoyos que le ayudaron en las primeras etapas.
Como almas somos centros o puntos de conciencia. La Conciencia, pura e indivisa, cuando se asocia a una mente y a un cuerpo se limita a un punto, desde ese punto miramos al resto de la creación, que no es más que conciencia, y separamos el "yo" de lo "otro", el sujeto del objeto. En nuestra vida la conciencia puede identificarse con distintos aspectos de nuestra existencia. Para alguien cuya atención gira en torno de lo físico, su conciencia o centro de conciencia estará en el cuerpo, y sus motivaciones tendrán ese color.
¿Cómo saber dónde está nuestro centro de conciencia? Por medio de la observación de nuestros pensamientos, acciones y motivaciones. La práctica espiritual desarrolla la observación interior. Si nuestra conciencia está centrada en la vida de otras personas, estaremos muy condicionados por las actitudes de los demás y en lugar de ocuparnos de nuestros propios asuntos nos inclinaremos a intervenir en los ajenos.
Muchos aspirantes al comenzar un camino espiritual tratan de olvidar su vida previa cortando drásticamente toda relación con su pasado. Esta actitud innatural tiene pocas probabilidades de éxito. Todo lo pasado es experiencia, sea con buenos o malos resultados, y de todo aprendemos. La conciencia debe evolucionar gradualmente, no a saltos forzados. Las acciones determinan el carácter y este determina la voluntad de una persona. A su vez la voluntad es la que suministra el impulso a la acción. Este circuito cerrado se abre en la voluntad. Para vencer malos hábitos se necesita una voluntad adamantina que determine el curso de las acciones futuras. Este es un proceso lento que se debe encarar con paciencia y perseverancia, observando de no caer en la auto-indulgencia.
Uno debe avanzar continua y gradualmente por el camino, sin desanimarse. Esto le ocurre a muchas personas luego que han avanzado por un tiempo en la búsqueda, al no colmarse sus expectativas en el corto plazo deciden concluirla. En la vida espiritual se debe poseer la tenacidad de un bulldog.
Una claridad interior y un impulso irrefrenable por seguir un ideal superior marcan el comienzo de la vida espiritual. Este cambio de ideales mundanos por un ideal espiritual se llama conversión interior. Esta conversión interior puede darse en un instante o desarrollarse gradualmente. Cuando este despertar interior ocurre, uno puede entender que forma parte, de una muy pequeña comunidad de personas con un ideal en común (BG 7.3). Cuando uno ha recibido la bendición de necesitar tal cambio, de nada sirve el mirar a los otros. Centrado en su propia vida, uno debe continuar por su camino y si los demás no sienten ese llamado interior nada puede uno hacer. Las despedidas son inevitables en el sendero espiritual y encontramos prueba de esto en la vida de muchos santos.


Las leyes de la vida espiritual: Sexta
6. La realización del Absoluto -la Realidad trascendental- ocurre por medio de la realización del Principio Divino inmanente. La Persona Sagrada (Ishta Devata o el Ideal Elegido) es una manifestación de este Principio Divino.
En la Persona Sagrada, el devoto ve un nexo entre lo finito y lo Infinito. Primero es atraído por el maravilloso encanto de la Personalidad y luego, a través de ésta, realiza lo Infinito, el Principio.
Necesitamos algo sobre lo cual centrar nuestros sentimientos, y si no nos sentimos atraídos a alguna Forma Sagrada, alguna Personalidad Sagrada, naturalmente tomamos algún ídolo humano y nos apegamos a este. Pero en los grandes seres, a pesar de que somos encantados al principio por su aspecto humano, más adelante encontramos lo Divino en ellos. Aquí surge la necesidad de adorar una Encarnación de Dios. Si queremos construir un edificio tenemos que encontrar un modelo. En estos Hombres-Dios vemos que sus cuerpos y mentes son como carcazas cristalinas a través de las cuales brilla el Espíritu Cósmico, mientras las nuestras son a lo sumo carcazas de hierro. Nuestro trabajo consiste en convertir estas carcazas férreas en cristalinas. A través de su esfuerzo espiritual sobrehumano, los Hombres-Dios nos han demostrado el modo de transmutar. Incluso ellos mismos tuvieron que perfeccionar sus cuerpos y mentes a través de la practica espiritual regular. Ellos también tuvieron que perfeccionar sus instrumentos. En los relatos sobre sus vidas que aparecen en los Puranas, encontramos una maravillosa combinación de la Personalidad y el Principio. En sus casos la superconciencia se manifiesta a través de lo conciente, y si bien en un principio nos sentimos atraídos por sus aspectos humanos, llegaremos a encontrar el aspecto divino a su debido tiempo.
Sri Ramakrishna clarifica la relación que hay entre los aspectos personal e impersonal de Dios con estas palabras: "Piensen en Brahman, Existencia-Conocimiento-Dicha Absolutos, como un océano sin orillas. A través de la congelante influencia del amor del devoto, en ciertos lugares, las aguas se han solidificado en bloques de hielo. En otras palabras, Dios a veces asume varias formas para Sus devotos y Se revela a ellos como una Persona. Pero al nacer el sol del Conocimiento, los bloques de hielo se derriten. Entonces uno ya no siente más a Dios como Persona, ni ve las formas de Dios."


Las leyes de la vida espiritual: Séptima
7. Cuanto más se expande nuestra conciencia, tanto más vemos la Divinidad en todas las personas y tanto más espirituales nos volvemos.
Esta es la prueba de nuestra evolución espiritual. Cuando la conciencia se expande y trasciende las limitaciones impuestas, podemos experimentar qué sienten los demás. Esto es crecer en simpatía, es crecer en compasión. Por la simpatía realizamos que la conciencia, que es la base de la experiencia propia, es la misma que fundamenta la experiencia en los otros. Esta claridad debilita las diferencias y nos integra. El otro deja de ser un límite y se transforma en una extensión del propio ser. Ya no veo al otro como un obstáculo sino como una ventana a Dios, un contacto con el Dios vivo. El prójimo se transforma en la oportunidad más próxima de comunión con Dios. Si al observar nuestros pensamientos y emociones descubrimos intolerancia, discriminación, odios o celos, tal vez hayamos crecido en otro aspecto, pero no en el espiritual.

Con esta última entrega completamos el tema Las leyes de la vida espiritual, un resumen de las enseñanzas del Swami Yatiswarananda.


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